EL DON DE SU PAZ

A875833E-AC75-4D9C-B8C4-3FB4F70864EAEn otras palabras, ¡Dios primeramente contesta nuestra oración y el clamor de nuestro corazón con Su paz! Todas las personas tienen este aspecto en común: ¡no importa cuán mal ellos se sientan al entrar en su lugar secreto de oración, ellos salen llenos de Su paz!

“Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:6-7).

Pablo nos ordena a dejar de preocuparnos, a acudir a Dios en oración y súplica, y a agradecerle por Su respuesta. ¡Él nunca menciona nada acerca de recibir respuestas! Pablo no dice nada referente a recibir una palabra de guianza, liberación, milagros o sanidad. En su lugar, él afirma que ¡nosotros recibimos el don de la paz de Dios!

Dios contesta todas nuestra peticiones y súplicas con el don de Su paz: “sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” (vv. 6-7).

En otras palabras, ¡Dios primeramente contesta nuestra oración y el clamor de nuestro corazón con Su paz! Todas las personas tienen este aspecto en común: ¡no importa cuán mal ellos se sientan al entrar en su lugar secreto de oración, ellos salen llenos de Su paz! Dios se ha limitado a sí mismo, a su propio gobierno. A ésto se le llama la providencia de Dios. Él actúa aquí y allá, prepara los corazones de la gente y maneja distintos sucesos, pero hasta que Su providencia ejecuta la respuesta a su oración, Él dice, “¡Te voy a dar no lo que tú piensas que necesitas, sino lo que yo sé que te hace falta – paz en tu mente y corazón!”

Muchos de nosotros peleamos con el Señor mientras oramos. Le pedimos con lágrimas y llanto, golpeamos las puertas del cielo, y reclamamos cada promesa. Pero conforme los días, semanas y meses transcurren, nos empezamos a preguntar: ¿ Por qué no contestas, Señor? ¿Qué está bloqueando mi oración? ¿Qué he cometido para afligirte o desagradarte?”

El hecho es que Dios nos ha dicho, “¡Aquí está mi paz que sobrepasa todo entendimiento! ¡Tómala y permite que gobierne en tu corazón mientras yo hago todas las cosas para tu bienestar!” ¡Nosotros vamos a ser guardados en la paz de Dios hasta que Su promesa se ejecute a través del Espíritu Santo! ¡Agárrese de Su paz y deje que ésta gobierne en su corazón!

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