Una Casa Encendida (Biografía)

1DB4EEAF-7262-46EE-9447-99CC6B018064Una “Casa encendida”. Un hogar que funcionaba bajo el agrado y poder del Espíritu Santo. Encendida por la luz que emana de la crianza de padres que aun creen en la Palabra de Dios, y la aplican con un corazón lleno del amor de Dios para edificar su  familia que dió origen y fuerza a un gran mover del Espíritu

Biografía hogareña de William y Catalina Booth

William y Catalina Booth, originadores de  una gran movimiento evangelistico, llamado Ejército de Salvación en 1865 ganó a cientos de miles para Cristo en Inglaterra, y se extendió por diferentes partes del mundo alcanzando a muchos mas. Algo que fue la clave principal de este gran movimiento de Dios para salvación de las almas fue la manera en que William y su esposa llevaron su hogar en forma piadosa y criaron a sus hijos. Leamos con meditación esta biografía del hogar de los Booth, que sean de edificación estos principios bíblicos que no fallan en la crianza de nuestros hijos. Esto, en medio de una sociedad que se ha alejado de Dios y corrompe a la familia.

Llamaremos a William, Guillermo en esta biografía.

Empieza mientras están chiquitos

En el hogar de los Booth, la enseñanza y el entrenamiento empezó a una edad muy temprana.  Los primeros cuatro o cinco años fueron los más importantes. Los padres invirtieron más tiempo en ellos durante esta etapa.

“¿A quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender doctrina?  ¿A los destetados?  ¿A los arrancados de los pechos?”  (Isaias 28:9)  [Nótese que la versión King James del inglés no tiene las últimas frases como preguntas, sino como las respuestas de las dos primeras preguntas de este versículo.]  Cumpliendo este verso, los hijos de los Booth recibieron versos e historias bíblicas, sentados a la rodilla de uno de los padres.  Las verdades bíblicas fueron explicadas y las historias fueron expuestas de manera más sencillas para que los niños las entendieran.  “Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá.” (Isaias 28:10)  Los Booth (padres), se entristecieron mucho al ver en esa época la falta de entendimiento en el pueblo de Dios.  La misma falta se manifiesta hoy.  La mayoría de los padres entienden poco acerca de las santas impresiones que pueden recibir los niños, en sus primeros años de vida.  Catalina escribió a su esposo lo siguiente: “Yo creo en el entrenar a los hijos desde sus primeros años, para que lleguen a ser cristianos.”  Nótese que ella no creyó que tal enseñanza les salvaría, sino que necesitaban además un nuevo nacimiento.  Pero la enseñanza y el entrenamiento pusieron un cimiento para poder recibir este mismo.

La obediencia y la disciplina

Catalina explicó muy claramente el balance entre estos dos aspectos, diciendo: “Tenemos que hacer guerra contra la voluntad egoísta del niño, y vencerla.”  Parece que ella había leído las palabras de Susana Wesley (madre de Juan y Carlos), quien dijo palabras semejantes en cuanto a la voluntad de un niño.  Guillermo escribió un libro acerca de la crianza de niños en el año 1884.  El título es: Cómo criar hijos para ser santos y soldados de Jesucristo.  Al escribirlo, tenía 52 años.  Todos sus hijos estaban bien fundados en la fe, ocupándose en la viña del Señor.  Por esto, tenía el merecido derecho de escribir sobre el tema.  Vale la pena leer minuciosamente todo el libro.  La sección sobre la obediencia y la disciplina se lee como el libro de Proverbios.  “Castigar a tus hijos,” dice Guillermo, “no de venganza, sino para el provecho de ellos.”

La escuela en el hogar

Guillermo y Catalina estaban alarmados en cuanto a la mala condición de las escuelas, tanto públicas como las privadas de ese tiempo.  Las ciudades se llenaban de gente, y por esto se empeoraban las condiciones sociales rápidamente.  La mamá de Catalina educó a Catalina en la casa, por la misma razón.  “El que se junta con necios será quebrantado” (Proverbios 13:20) dice la Biblia, y las escuelas estaban hartas de tales niños.  Pero los Booth les enseñaron a sus hijos en el hogar, no sólo por razón de la mala calidad de las escuelas, sino que también por el deseo de ganarlos para Dios.  En su libro, Guillermo animó a todos los padres a que les enseñasen a sus hijos en el hogar.  Para Catalina, esa tarea no era fácil y a veces necesitó ayudantes para cumplirla.  La ayuda en el hogar era necesaria, pues Catalina ayudaba en el Ejército de Salvación; ayudaba tanto que le llamaban “La madre del Ejército de Salvación”.   Guillermo hizo su parte en la enseñanza, charlando con los niños sobre temas educativos durante las comidas.  También había charlas acerca de las situaciones políticas, sobre la obra misionera y sobre otros temas comunes.

La obra de Dios

Uno de los secretos que aseguró a los Booth ganar a sus hijos para Cristo, fue en el ayudarlos a entrar en la obra del Señor.  La salvación de almas y la edificación del Reino de Dios fueron el centro de la vida y las actividades hogareñas de los Booth.  ¿Puedes imaginarte cómo fuera vivir en un hogar dónde algo divino aconteciera siempre?  Los hijos crecían muy fascinados, escuchando siempre noticias de los avances de la obra de Dios.  Esto incentivó a cada uno, desde su niñez, a tener un gran deseo por entrar en la obra del Señor.   Pero, para los niños Booth, no bastaba escuchar las historias; tan pronto podían, iban con sus padres a las campañas, viendo las proezas del Ejército.  Fueron guiados a entrar a la obra, con el cuidado de los padres, en niveles que podían manejar bien.  Y, sabemos los resultados de esto.  Los niños se encendieron, y nada menos que el entrar a la guerra de la salvación podía darles tal satisfacción.  Para ser honesto, los Booth estuvieron demasiado ocupados en sus trabajos ministeriales, y debieron invertir más tiempo junto con sus hijos, en el hogar.  Sin embargo, por haber entrado en la obra juntamente con los hijos, pudieron vencer esa falta.

La bendita pobreza

Leyendo los archivos del Ejército de Salvación, se hace patente que las riquezas se vieron como una peligrosísima amenaza.  Y, durante sus primeros años, esa organización y la familia Booth vivían en la pobreza.  Los hijos Booth crecieron así, conociendo bien la escasez.  Guillermo y Catalina vivían “por fe”, confiando que el Señor supliría las necesidades de la familia y de la organización.  Durante esos primeros años, muchos miraron a los bulliciosos y valientes soldados del Ejército con ojos fariseos.  Por el hecho que recibieron pocas donaciones, toda la familia tuvo que disciplinarse y practicar la abnegación diariamente.  Asimismo, la ropa la necesitaron conservar por más tiempo, las hijas tuvieron que aprender a coser sus propios vestidos y los hijos tuvieron que aprender a cultivar huertos y cuidar animales.  Las comidas eran saludables, pero sencillas.  El pudín de arroz fue algo especial en ese hogar; no había dinero para cosas como chocolates y sodas.

Pero todo esto no se vio como una carga, más bien fue contado como una oportunidad de practicar la abnegación.  Estudiando acerca de los diferentes hogares de este libro, he notado que muchos han aprovechado de la experiencia de la pobreza, formando un buen carácter en esas experiencias.   Los cristianos actuales, viviendo en una época de prosperidad, tenemos un gran peligro alrededor— las riquezas.  Es muy fácil arruinar toda una generación de soldados de Cristo, por acostumbrarnos a los hábitos y necesidades de nuestra sociedad.

El ambiente prevaleciente

¿Qué pasa en el ambiente silente de un hogar, donde los padres aman a Dios de todo corazón, con toda su alma y toda su mente?  ¿Cuáles son los misteriosos resultados de una pareja que camina con Dios, viviendo bajo la unción del Espíritu en cada momento?  Sabemos las respuestas de estas preguntas.  Se dijo acerca de Guillermo que su entusiasmo era contagioso, y de Catalina que su personalidad era como un imán, atrayendo a los niños a su corazón.  El hogar rebosaba de gozo.  Guillermo cantaba todo el día mientras cumplía sus quehaceres.  Un ambiente de amor prevaleció en el hogar Booth, haciendo de esta manera cumplir las partes más difíciles del entrenamiento de los niños, más tranquilamente.

Lo mismo de necesario es una santa fragancia tan importante en el hogar cristiano.  Hay muchos “haz esto” y “no hagas esto” en el entrenamiento de niños piadosos.  Si el dulce espíritu de amor se pierde, las reglas pueden traer resultados negativos.  El amor de un padre para Dios y para los hijos, son como gotitas de misericordia que caen todo el día sobre el hogar.  No conozco otro camino que permita a Dios construir activamente un hogar bendecido.  Amados padres y madres, estemos llenos continuamente del Espíritu Santo en nuestros hogares.

Diversiones familiares

Al primer vistazo, el hogar Booth puede parecer como un hogar demasiado estricto y cargado de pesadas demandas para los hijos.  Pero no era el caso.  La vida hogareña era bonita, llena de gozo y a cada diferente aspecto se le llenaba de encanto lo más posible.  Guillermo y Catalina gozaron de un saludable y feliz punto de vista con respecto a la vida.   Admiraban la creación, al ver los animales.  En cada diferente casa donde vivieron (fueron muchas, puesto que Guillermo trabajó como ministro en varios lugares), había un cuarto de juegos para los niños.  Allí pudieron los niños retozar y juguetear hasta que se quedaran contentos y exhaustos.  Los padres se sacrificaban para poder comprar juguetes, usándolos como herramientas de enseñanzas.  Los niños imitaban a su padre en el cuarto de juegos, como cuando él hacía cultos al aire libre.  A veces se celebraba una “fiesta familiar” (únicamente la familia, nadie más), los viernes por las noches, con jugos, frutas, juegos… ¡y sonrisas!  De igual modo, había “días familiares”, en los cuales toda la familia se iba en el carruaje, con una Biblia, himnario, juguetes y comida campestre, compartiendo felizmente todo un día en el campo.  Se dijo de Guillermo, que ese día se comportó como un niño- sonriendo y cantando alegremente, mientras salía de la ciudad rumbo al bosque, junto con su familia.  Para mí, esto es hermoso.  “El General” (Guillermo) del Ejército de Salvación era muy serio cuando estaba en su trabajo, pero al llegar a su hogar era como un amigo y compañero a sus hijos.  Hay que notar que esas diversiones familiares no tenían nada de mundanal o de carnalidad.

El poder del amor en un matrimonio

Este es uno de los más importante aspectos del hogar de los Booth, y dio más influencia de lo que la mayoría de personas pueda imaginarse.  Esta pareja se amaba el uno al otro profunda, perdida, y a veces, fanáticamente.  Ese amor empezó con el buen cimiento de un noviazgo piadoso.  El mismo duró largo tiempo, a razón de la pobreza del novio, causándole muchas luchas interiores.  Se sentía indigno de casarse.  Durante su noviazgo, no pudieron visitarse mucho, pues Guillermo tenía muchos compromisos de predicar en un lugar u otro.  Pero estas separaciones hicieron que su amor se profundizara más.  Con tal cimiento, el amor siguió madurándose después de la boda.  Era muy patente a todos que Guillermo y Catalina se amaban y respetaban.  Los resultados de esta maravillosa unidad sobre las siguientes generaciones solamente se pueden medir en la eternidad.  Lo opuesto es verdad también: nada es más dañino a la siguiente generación, que un matrimonio enfermo.

Cuando hay amor en el hogar, brota la seguridad y la confianza en los niños.  Cuando hay amor en el hogar, la obediencia se hace más fácil para el hijo.  Malaquías capítulo 2, verso 15 dice, “Y ¿porque [los hizo Dios] uno?  Porque buscaba una descendencia para Dios.”  Si nuestros matrimonios están enfermos, sanémoslos, no importa el costo.

Hay mucho más que escribir en cuanto al hogar de los Booth, ya se escribió lo suficiente como para estudiar y meditar.  Guillermo escribió un libro acerca de la vida hogareña; los biógrafos de Catalina incluyeron mucho en sus libros acerca de cómo ella guió el hogar, y la hija, también llamada Catalina, escribió otro libro acerca del hogar cristiano.  Todos son excelentes. (No creo que estén disponibles en el castellano)

El hogar de los Booth era muy especial, oro a Dios para que Él levante otros como estos hoy mismo, hasta que se considere normal y no especial el tener tal vida hogareña.  Guillermo y Catalina llevaron una gran carga, anhelando que se levantasen muchos hogares cristianos.  Todo su ministerio y vida estuvo motivada por la misma carga.  Era algo fundamental en sus corazones y lo enseñaron a sus hijos, quienes, luego se levantaron y lo enseñaron a los suyos; para que la otra generación pudiese conocer las grandes obras de Dios.  Hermanos, hagamos así también.  Que Dios nos dé “una casa encendida”.

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