Adora a Dios por encima de tus obstáculos

06E53423-F865-4B6B-A6EC-F516B7325E7ECon frecuencia los problemas o crisis crean un desgaste en el cristiano, y esto termina afectando su vida de fe y de comunión con Dios. Lo que termina agravando la situación, pues por la ansiedad o angustia del momento se pueden tomar malas decisiones.

Lo mejor es, sin duda, ir a la presencia de Dios para fortalecernos en él y recibir su dirección y sabiduría para hacer las cosas bien…

Adora a Dios por encima de tus obstáculos

Aparta tiempo a solas con Dios (Apocalipsis 1:9-11).

“Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. Estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia…”.

El apóstol Juan había sido desterrado a aquella isla prisión (isla de Patmos) por predicar el evangelio. Aquel era un lugar difícil y sin comodidades. Pero en ese escenario adverso Juan “estaba en el Espíritu en el día del Señor” nos habla esto de la actitud correcta ante la prueba. Juan no se llenó de enojo, ni tristeza, más bien estaba buscando el rostro de Dios.

En ese ambiente y actitud él escuchó la voz del Señor. Probablemente para nosotros no era el lugar donde Dios se manifestaría, pero allí el Señor visitó a Juan. No sabemos si estaba sólo o con otros presos enviados allí, pero él mismo se apartó para buscar a Dios y el Señor le respondió, pues nunca será en vano nuestra búsqueda de Dios.

Esto nos recuerda que aunque nuestro entorno sea difícil, aunque estemos enfrentando grandes obstáculos, aunque seamos calumniados o criticados, y aún perseguidos por causa del Señor, debemos buscar a Dios y allí en su presencia seremos fortalecidos.

La adoración es una atmósfera de revelación.

Éste libro se denomina “Apocalipsis” en relación directa con su característica principal: la revelación. El libro comienza diciendo: “La revelación de Jesucristo” Apocalipsis 1:1, y esa primer palabra “revelación” se traduce del griego “apokalupsis” que además significa: quitar el velo, manifestar lo que estaba cubierto.

La Escritura nos enseña aquí que Juan estaba adorando a Dios, y lo hacia precisamente por la revelación que de él ya tenía, pero ahora recibiría mucha más revelación de Dios. Esto nos recuerda que no importa cuanto tengamos o sepamos de Dios, siempre él tiene mucho más para darnos. En esta ocasión Juan recibe la revelación del Cristo resucitado, de los juicios venideros sobre la tierra y de los últimos eventos, etc.

Crecer en el conocimiento de Dios es vital. Mediante la comunión con él, en ese ambiente de adoración recibimos esa valiosa revelación, recordemos que Jesús dijo: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado”.

La adoración genera cielos abiertos sobre la tierra. Apocalipsis 4:1.

“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.

Juan vio algo maravilloso: “he aquí una puerta abierta en el cielo”. En la Biblia la expresión “cielos abiertos” indica bendición de Dios, manifestaciones poderosas del Señor en la tierra, aprobación divina, etc. Por ejemplo cuando Jesús se bautizó “el cielo se abrió, y descendió el Espíritu Santo”.

En tiempos del profeta Elías los cielos se cerraron y hubo una gran hambre en Israel y en sus alrededores, esto a causa de la idolatría del pueblo de Dios, quien había dejado de adorar al Señor y daba su adoración a los baales. Pero cuando Elías oró y adoró los cielos se abrieron y cayó la lluvia. La búsqueda de Dios es la antesala a la manifestación de lo sobrenatural y milagrosos de Dios.

Apocalipsis 4:1 nos enseña que esta apertura permitió o facilitó varias cosas:

Oír la voz de Dios (Dios sigue hablando, él desea guiar y bendecir a sus hijos).

Juan sube al cielo (esto nos habla de experiencias, y bendiciones de conocer a Dios, en su carácter santo, misericordioso).

Dios le revela eventos para los tiempos finales (El Señor de manera soberana le muestra a Juan las cosas secretas y guardadas para el tiempo final).

Juan ve la más grande visión, versículo dos (La más grande revelación que podemos tener es la de Aquel sentado en el trono, el Padre celestial).

La adoración a Dios está basada en nuestra redención y destino. Apocalipsis 5:9-10.

“Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus ellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”.

La adoración en estos versículos nos permite ver dos razones fundamentales: “Con tu sangre nos has redimido para Dios”. El solo hecho de recordar que Dios perdonó nuestros pecados por la sangre derramada de Jesús en la cruz del calvario nos lleva a adorar.

Redimir significa rescatados, fuimos rescatados del gobierno de las tinieblas que antes nos afligía, fuimos librados del infierno eterno hacia dónde íbamos por nuestros pecados, él nos hizo libres de las cadenas y ataduras demoniacas para Dios nuestro Padre. Todas estas son razones para adorar a Jesucristo nuestro Señor.

“Y nos has hecho reyes y sacerdotes para nuestro Dios”. Jesús no sólo nos rescató del reino de las tinieblas, sino que nos hizo reyes y sacerdotes para Dios. Jesús nos ha levantado a los más grande honores: reyes (los que gobiernan con Cristo) y sacerdotes (aquellos que ministran o sirven las cosas santas).

Jesús nos ha dado salvación, y tomó nuestros corazones heridos, lastimados y cautivos, y les dio sanidad, libertad y nos hizo hijos de Dios, dándonos el privilegio no sólo de conocerle y servirle aquí en la tierra, sino de estar con él para siempre.

Dios ha hecho cosas maravillosas con el ser humano, todo esto por amor. Cada día nos cuida y bendice, sus ojos nunca se apartan de sus propósitos. Por todas estas cosas debemos adorar y seguirle, no hay mejor camino y destino que el que Dios nos pone por delante.

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