El Pozo de la Desesperación

E3A76CDB-21C4-424F-B404-F5E468B0CA06Cuando no logramos someter la ansiedad o angustia a Dios o rendir los problemas al Señor, la desesperación toma el control y genera caos en la vida del creyente.

Exponerse al stress o a una extensa crisis, sin lograr depositar esas cosas en las manos divinas es malo, pues genera enfermedades y permite al enemigo afligir al hijo de Dios. Más bien confía en el Señor, permite que él haga su obra a su manera y en su tiempo, él todo lo hace bien.

Angustia

David expresa su paciente espera,

Pacientemente esperé en Jehová, y Él se inclinó a mí, y oyó mi clamor” Salmo 40:1.

Deseamos que el Señor responda a nuestras oraciones inmediatamente, sin embargo en éste caso David espera en Dios. No nos dice exactamente cuanto tuvo que esperar, pero tuvo la virtud de ser paciente, confió en la respuesta del Señor, lo que implica creer que él hará lo mejor y lo hará en Su tiempo.

La ansiedad y el afán no son buenos consejeros, siempre será mejor confiar y esperar en Dios. Recordemos por ejemplo que el profeta Samuel le había dicho al rey Saúl: “En siete días volveré y sacrificaré holocaustos a Jehová” era esta orden de parte de Dios.

Pero Saúl al ver que se cumplían los siete días, que los filisteos venían y algunos soldados hebreos desertaban de sus filas, se apresuró y ofreció el holocausto y al levantar la cabeza vio que Samuel venía, lo recibió y el profeta le dijo: “Locamente has hecho, pues no guardaste el mandamiento de tu Dios, por esto tu reino no será duradero” 1 Samuel 13:13.

Dios oye el clamor de sus hijos, Salmo 40:1.

Ante la dificultad el cristiano puede pensar que Dios no ha oído su oración, pero en realidad el Señor escucha a sus hijos, él está interesado en la situación que cada uno vive. Dios no es insensible o indiferente a tu clamor.

Una pregunta importante aquí es ¿Qué estaba viviendo David? ¿Cuáles eran las circunstancias de su vida cuando escribe éste salmo? Por el contenido del salmo vemos que enfrentaba un gran peligro y por eso clama protección y ser librado de sus enemigos.

 La persecución del rey Saúl contra David fue feroz y constante (pudo haber durado unos diez años). Fue difícil para David vivir ese tiempo sabiendo que había detrás de él un ejército que lo buscaba para quitarle la vida. Pero Dios nunca lo desamparó, y ninguna espada enemiga durante todo ese tiempo lo tocó, el Señor lo protegió, porque él oye el clamor de sus hijos. Dios te hace libre del pozo de la desesperación.

Dios actúa a favor de su pueblo

“Y me sacó del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos” Salmo 40:2.

David fue liberado del pozo de la desesperación y del lodo cenagoso. Ante esto podemos decir que él estaba hablando en sentido figurado por lo que estaba viviendo.

David dice: “Dios me ha sacado del pozo de la desesperación”. Los pozos eran excavaciones en el suelo para sacar agua, a veces tenían escaleras para descender, en otras ocasiones por su gran profundidad debían sacar el agua con cantaros que bajaban con cuerdas. La palabra pozo se traduce del término hebreo: “bor” que significa hoyo, se usa como cisterna o prisión. Se traduce también como: cárcel, mazmorra, sepulcro.

Es muy interesante ver aquí que la palabra desesperación se traduce del término hebreo “shaón” que significa también: rugido, destrucción, ruido, murmullo. Es entonces ese tiempo o espacio donde el enemigo aflige a David murmurando en sus oídos frases como: “estas solo” “te van a traicionar” “de aquí a poco vas a morir” “mejor quítate la vida, para que vivir así” “Dios te abandonó”, etc. La desesperación es la pérdida de la esperanza.

El pozo de la desesperación donde estaba David se debía a la acumulación de preocupaciones, stress, ansiedad y temor ante la persecución del rey Saúl. No dormía bien, tampoco se alimentaba apropiadamente, la angustia inquietaba su corazón cada día.  Espiritualmente estaba dentro de un pozo donde vivía ansioso y sin paz, esa desesperación se notaba en su rostro y vida normal.

David habla también del “lodo cenagoso” es el barro que se asienta en el fondo de aguas estancadas o terrenos húmedos. Cuando una persona cae en este lodo, su caminar se hace más difícil, incluso puede aparecer la fatiga no queriendo la persona avanzar más sino darse por vencido. Es un lodo que atrapa e impide el avance. Dios sacó a David de allí, lo levantó y lo puso sobre peña (gran roca) y enderezó su camino. El Señor socorre a sus hijos y los levanta en victoria, Dios te hace libre del pozo de la desesperación.

La liberación divina produce alabanza en nuestra boca

“Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová” Salmo 40:3

La expresión: “Puso luego en mi boca cántico nuevo y alabanza” nos permite concluir que mientras David estuvo en el pozo de la desesperación no pudo cantar ni alabar a Dios. Es un lugar donde no se canta al Señor, es un pozo que quita o roba la alabanza del hijo de Dios, las palabras de adoración son reemplazadas por queja, por palabras de enojo, por expresiones de fracaso y muerte, etc.

Pero Dios sacó de allí a David, lo levantó de aquel pozo y lo sacó para la gloria de su nombre. La alabanza libre evidencia nuestra libertad, la ausencia de ésta puede reflejar un cautiverio espiritual.

El enemigo siempre busca estancar aquellos dones o capacidades que Dios entrega a sus hijos, David era un adorador, era un hombre de alabanza, pero el enemigo había logrado atar esa capacidad. Pero Dios oyó su clamor y lo sacó de allí, porque para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Tal vez el enemigo ha traído problemas a tu vida, o procura meterte en el pozo de la desesperación, o que caigas en el lodo cenagoso, pero Dios es todopoderoso y viene en tu ayuda, él te libera y te usará poderosamente.

 

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